
24 Mar Descubre los embutidos típicos catalanes
Uno de los grandes atractivos de nuestro restaurante con menús para grupos en Barcelona son, como no, los quesos y embutidos catalanes que ofrecemos. En este post nos vamos a centrar en estos últimos repasando todo el abanico de posibilidades que tenemos a nuestro alcance. Recuerda que Cataluña es una de las regiones españolas con mayor variedad de embutidos artesanos.
La gastronomía de Cataluña es sinónimo de dieta mediterránea, de calidad y de sabor. Lo primero que tenemos que saber es que existen dos tipos de embutidos: cocidos y curados.
Embutidos curados
El fuet es seguramente el embutido curado más popular en Cataluña, pero hay otros como la longaniza catalana o la butifarra seca que harán las delicias de los clientes del restaurante Ocho Patas.
El fuet es un embutido curado de forma recta y aplanada, no demasiado grueso y con un tiempo de curación no muy prolongado. Se le llama también espetec, tastet o secallona. La piel blanca que lo recubre se debe a la presencia de hongos, fundamental para su maduración.
Otro embutido típico catalán es la longaniza. Es parecida al fuet pero más gruesa y con carne más magra, un aliño más intenso y más tiempo de curación.
Por su parte, la butifarra se comercializa cruda, curada y cocida. Se puede consumir tal cual y una de las formas más tradicionales de hacerlo es combinada con pan y azúcar.
Embutidos cocidos
Estos tienen un sabor más suave. Tenemos principalmente la butifarra y el bull.
Diferentes tipos de butifarras cocidas
- Butifarra blanca: con alto contenido en carne magra, puede consumirse tal cual o añadirse a guisos como la típica escudella.
- Butifarra negra: combina carnes magras con sangre de cerdo. Se puede consumir a la brasa, con pan y tomate, en ensaladas o con legumbres.
- Butifarra de huevo: uno de los embutidos cocidos más típicos en Cataluña. Se elabora con magro y papada de cerdo y huevos. Se puede consumir tal cual, en bocadillo o sobre una rebanada de pan con tomate. También a la brasa.
- Butifarra de Perol: se elabora aprovechando la cabeza del cerdo y algunas vísceras. Se puede consumir al natural o la brasa.
Terminamos con el bull blanco, una especie de butifarra más gruesa y con carne magra de cabeza y papada de cerdo. Se puede consumir tal cual, cortado en rodajas o con pan con tomate.